‘Brayan’ enfrentó a ‘Miller’ por control de narcotráfico. Ollas dejan mil millones de pesos al mes.
Los peritos que llegaron, la madrugada del martes pasado, al pabellón 8 de la cárcel de Tuluá (Valle), encontraron 53 cadáveres apilados contra las paredes, algunos prácticamente calcinados. Además, 26 heridos con la piel desprendiéndose de sus cuerpos y con brazos y rostros literalmente en carne viva.
EL TIEMPO tiene en su poder fotos y audios que prueban el infierno que se vivió durante al menos 43 minutos, imágenes en las que se veían llamas saliendo del patio y se oían gritos pidiendo ayuda: “Nos estamos quemando, no podemos respirar. ¡Ayuda!”.
En el suelo del lugar había charcos de sangre, lo que denota que hubo una riña previa; y cadáveres de hasta 30 internos debajo de las duchas y en los sanitarios, que intentaron sin suerte no morir quemados. Algunos aún estaban agonizando cuando entraron guardianes y bomberos.
Sobrevivientes ya empezaron a entregar información clave a las autoridades de lo ocurrido, hacia la 1:30 de la madrugada, en un episodio calificado como la mayor tragedia carcelaria en la historia reciente del país.
Pero también contaron lo que ha venido pasando tanto en el interior de los patios como en Tuluá, escenario de masacres, descuartizamientos y una guerra de bandas criminales al servicio del narcotráfico.
Los jefes de patio
La pequeña ciudad, de un poco más de 220.000 habitantes, está convertida en uno de los nuevos epicentros de la gran mafia. El año pasado aparecían decapitados en las esquinas y se contabilizaron 127 homicidios, una de las tasas más altas del país. Este año, la cuenta ya sobrepasa los 50.EL TIEMPO tuvo acceso exclusivo a un informe que describe cómo se encontró el pabellón en el que permanecían 180 reclusos, el estado en que quedaron los cadáveres y los heridos; así como testimonios de los sobrevivientes. Y es claro que el caso va más allá de hacinamiento y riñas por convivencia.
Además, este diario investigó y estableció que es falso que en la cárcel del pueblo solo hubiera internos de bajo perfil.
La prueba son los prontuarios de los muertos, heridos e ilesos que dan cuenta de que en el penal de mediana seguridad permanecían delincuentes de alta peligrosidad.Ese punto ya está bajo investigación, al igual que el número de guardias que estaban de turno el día de la tragedia (6 para controlar a 180 internos del pabellón 8) y el protocolo que se siguió para frenar la revuelta y el voraz incendio.
Lo que hasta ahora se sabe es que, antes de la conflagración, hubo una pelea a puñal entre los llamados ‘plumas’ o jefes de patio por el control del narcotráfico tanto dentro como fuera del penal.
Además, que para controlar la situación y un eventual intento de fuga se usaron gases, lo que habría complicado la situación.
EL TIEMPO accedió en exclusiva a uno de los testimonios.
“Desde el domingo empezó la pelea entre ‘Brayancito’, uno de los jefes de la ‘oficina de Tuluá’, y ‘Miller’, de ‘los Caleños’. ‘Brayancito’ trabaja para ‘Pipe’ (Andrés Felipe Marín Silva), jefe de la banda de ‘la Inmaculada’ ”, se escucha en la declaración de un sobreviviente, grabada en audio.
Y agrega que, la medianoche del lunes, grupos de 20 internos rodearon a los ‘plumas’ y empezó la pelea con armas blancas hechizas y puñal: «Eso fue una carnicería antes de que todo se prendiera».
‘La Inmaculada’, a la que se refiere el testigo, es la más poderosa banda criminal de la zona y se inició como el brazo armado de ‘los ‘Comba’ y ‘los Rastrojos’, organizaciones criminales del viejo cartel del Norte del Valle.
Sus finanzas ilícitas incluyen la extorsión a finqueros, grandes comerciantes y avícolas de la zona, a través del llamado ‘cartel del huevo’.
Según internos, alias Brayan tenía como misión recuperar el poder del pabellón y de tres grandes ollas de vicio que funcionan en Tuluá y proveen de cocaína y bazuco a tres departamentos y a la propia cárcel.
“Adentro, un gramo de droga de 10.000 pesos se vende en 30.000 pesos; y una papeleta de bazuco de 1.500 pesos se comercializa en 10.000. Afuera, una sola de las ollas, que mueve cocaína al Eje Cafetero, puede mover hasta mil millones al mes”, se oye en el audio en poder de EL TIEMPO.
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