Por Jose Yesid Castro S.
La palabra Guamal puede abarcar muchos sentimientos: Guamal es una ciudad con olor a café, una ciudad rodeada por grandes montañas verdes que al verlas siembran esperanza, una ciudad adornada por un espléndido cielo azul y un llano productivo maravilloso que invita a soñar, una inmensa fabrica de agua, una ciudad ideal de progreso.
En el olvido para siempre yacen enterrados los recuerdos y el estigmas de que Guamal era una ciudad violenta a causa de fenómenos como el narcotráfico, el paramilitarismo y otros grupos al margen de la ley, que causaron tantos estragos en aquella época, que no se limitaron solo a un número de muertos inocentes, también dejaron como legado la nefasta cultura narco que logró permear gran parte de las costumbres y prácticas de muchos habitantes.
Con el pasar de los años y por mucho que nos avergüence esta cultura narco sigue presente, por más que deseemos lo contrario y debe hacerse visible para diseñar soluciones apropiadas que desarraiguen totalmente estas costumbres, pero ¿Cómo logramos esto?
En primer lugar continuar con la guerra sin límites a las bandas expendedoras de vicio que ha emprendido nuestra Policía en apoyo y concurso con la administración Municipal, con mucho éxito, no podemos dudar ni un ápice en ir tras ellos, que se enteren que la guachafita se acabo, que nuestra juventud dedicara todos sus esfuerzos a enriquecerse en cultura, a demostrar que Guamal es tierra de atletas, que prioriza el deporte para salir adelante, para encontrar una solución, muestra de mi apreciación son la campeona mundial de mtb, y las campeonas nacionales de lanzamiento de jabalina, y atletismo, de la mano de líderes silenciosos como el profesor Jaime Ortiz, aprender de los errores y emprender nuevas ideas, debe ser la constante de esta mi tierra sin igual.
Es importante desarrollar más una capacidad crítica entre los ciudadanos que nos permita auto evaluarnos como ciudad, buscando siempre la solución a todas las dificultades que se presentan en nuestra realidad social.
Y así dejar lentamente de lado aquellas brechas sociales que nos dividen cada vez más. Construir una ciudad con igualdad de oportunidades para todos sus habitantes no debe ser solo un ideal.
