Llamado de Duque a frenar el odio y el desaliento

El Presidente dijo que escuchaba la voz de la calle, pero reivindicó el protagonismo del Congreso.

La celebración de este 20 de julio, con la instalación de las sesiones ordinarias del Congreso de la República para el periodo legislativo 2021-2022, fue inédita tanto en la forma como en el fondo. El tradicional discurso vespertino del jefe del Estado se adelantó a la mañana para evitar que coincidiera con las manifestaciones de la calle.

Consciente del protagonismo que han tomado los jóvenes en este tiempo, el presidente Iván Duque centró buena parte de sus palabras en ellos, pero reivindicando el papel del Congreso para dar soluciones: “Las voces en las calles las escuchamos y deben nutrir los debates”, dijo.

Pero, eso sí, les dijo a los congresistas –todos con tapabocas como medida de bioseguridad–: “ustedes están convocados por la historia para ser los voceros de un país en plena transformación”. Los legisladores afines a sus ideas, entonces y como lo hicieron en cinco ocasiones más en los 54 minutos y 16 segundos que duró su intervención, se pusieron de pie para aplaudirlo.

El respaldo contrastó, sin embargo, con los voceros de la oposición, quienes no solo llevaron cascos –uno de los símbolos de la primera línea, el sector que con más dureza se ha enfrentado a la Fuerza Pública– sino que pusieron la bandera de Colombia al revés, en otro claro mensaje de protesta.

Semejante contraste refleja no solo lo que ha vivido el país en los últimos meses sino muestra lo que puede ser el futuro. Por esto, Duque aprovechó para enviar un mensaje sobre las próximas justas electorales: “Los colombianos no quieren que el debate político que se avecina para las elecciones del año entrante esté marcado por la polarización agresiva, y la saturación de insultos y ataques personales”.

Y sin mencionar a ningún candidato en particular dijo: “Cuando nos volvamos a encontrar, el próximo 20 de julio, la ciudadanía habrá tomado una decisión sobre el futuro”. E invitó a rechazar el camino de la mentira, el de la calumnia frívola y a decirles no a los promotores del odio.

Al Presidente se le vio seguro y fiel a sus ideas a pesar de la enorme presión internacional e interna de parte de los sectores de la oposición que reclaman por los abusos de algunos miembros de la Fuerza Pública.

“Como sociedad, debemos entender que el derecho a la protesta pacífica se protege, se respeta y se garantiza. Pero no existe el derecho a interrumpir las oportunidades de vida de los demás”, aseguró.

“Nuestra Fuerza Pública está sujeta a los más altos estándares en materia de derechos humanos y, por eso, al tiempo, la respaldamos, la fortalecemos y le exigimos”, dijo en otro momento que fue interrumpido por los aplausos de las mayorías de la coalición del Gobierno hacia los comandantes de las Fuerzas Armadas que estaban en el recinto.
Los opositores, por su parte, gritaron “asesinos”. Una palabra que generó un ruido en el recinto. Sin pausa, Duque rechazó lo que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos llamó “cortes de ruta”.

“Los bloqueos no son cortes de ruta; son cortes de vida, no hacen valer ningún derecho, solo hacen valer la ambición de los agitadores que se quieren beneficiar del caos. Permitir que se violen los derechos de todos es anarquía, y en un país de anarquía, de caos y de odio solo prosperan la violencia y el dolor. Allí no hay esperanza. Allí no se resuelven los problemas por los cuales se protesta”.

Precisamente, mientras el jefe del Estado hablaba de las protestas, en varias ciudades del país arrancaban las manifestaciones impulsadas por el Comité Nacional del Paro ante el clamor de las autoridades locales y nacionales para que se evitaran los actos de vandalismo y se tomaran las medidas necesarias para evitar la propagación del virus.

Porque en esta ocasión, la instalación del Congreso estuvo marcada por los estragos de la pandemia, que ya ha provocado 117.000 muertos, entre ellos al ministro de la Defensa, Carlos Holmes Trujillo; y el senador Eduardo Enríquez Maya, por quienes Duque pidió un minuto de silencio. Entonces se escucharon los sonidos de la banda del Batallón Guardia Presidencial.

Para contrarrestar esta tragedia, el mandatario elevó el tono para dar un parte de tranquilidad con el plan de vacunación. Anunció que hoy “llegaremos a 24 millones de vacunas” aplicadas en todo el territorio nacional y que “sobrepasaremos las metas que nos habíamos trazado para el mes de julio”, demostrando que “cuando trabajamos por un mismo objetivo, somos capaces de hacer grandes cosas.

“Colombia no debe detenerse; Colombia debe seguir avanzando por el camino del progreso, la libertad y el cumplimiento de la ley. Ratifico el compromiso inexorable de mi gobierno de trabajar arduamente con sensibilidad social para reducir la pobreza y mejorar los niveles de vida de las familias colombianas, sobre todo de aquellas que hoy se han visto más afectadas por la pandemia”, destacó el Presidente en su intervención.

Al terminar, Duque fue ovacionado y salió del recinto. El gesto fue censurado por los tres representantes de la oposición: Antonio Sanguino, del partido Verde; María José Pizarro, en nombre del Pacto Histórico; y el senador Pablo Catatumbo Torres, en representación del partido Comunes, de las antiguas Farc.

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